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Es importante entender bien la diferencia entre daño emergente y lucro cesante para poder calcularlo, siendo aún más importante contar con la profesionalidad de un perito con experiencia para poder cuantificar el daño en cifras.

El daño emergente es el perjuicio sufrido de forma directa, mientras que el lucro cesante es el perjuicio derivado a consecuencia del daño, es decir, lo que perdemos -o dejamos de ganar- a causa del accidente.

En el caso de los accidentes de tráfico el daño emergente sería el coste de reparar el vehículo, las facturas médicas, el gasto en medicamentos y todo lo que esté relacionado de forma directa con el gasto. Sin embargo el lucro cesante se origina a partir de la nueva situación en la que nos encontramos tras el accidente. Si el vehículo necesita estar en el taller una semana para ser reparado, imposibilitando que podamos realizar nuestro trabajo durante esos días, sufriremos un daño en nuestro patrimonio, siendo especial el caso de determinadas profesiones como taxistas, transportistas o comerciales, ya que su vehículo es una herramienta de trabajo indispensable.

¿CÓMO SE CUANTIFICA EL LUCRO CESANTE?

El daño emergente se puede demostrar con facturas pero cuantificar el lucro cesante es más complejo, el cálculo viene determinado por diversos factores como los ingresos de la víctima, edad e incluso el número de hijos entre otras variables.

Dejar que las aseguradoras cuantifiquen el lucro cesante no es una buena idea, ya que para ser indemnizado por lucro cesante hay que demostrar la relación causal entre el siniestro y el perjuicio económico, y en muchos de los casos, las aseguradoras siempre intentarán pagar la cuantía mínima posible.

Si se encuentra en esta situación y quiere conseguir una indemnización justa, la mejor opción para cuantificar el lucro cesante es contar con la ayuda profesional de un perito con experiencia en este tipo de casos.